El tulipán perfecto – Sinopsis

Se puede descargar la herramienta en forma de aplicación para teléfono móvil desde esta página web.

Partimos del supuesto de que el lector ya cuenta con un resultado de una prueba DISC y es capaz de identificar su estilo predominante: D, I, S o C.

Los pasos son los siguientes:

1. Enumerar las opciones, proyectos o alternativas con las que contamos frente a una situación particular. La aplicación está diseñada para considerar hasta ocho opciones. El orden no es relevante; la primera opción que se coloque en la tabla no es necesariamente más importante que la última.

2. Responder las preguntas que corresponden a cada estilo (D, I, S, C). El lector escogerá su estilo predominante y responderá tres preguntas. Se deberá asignar una respuesta de la lista a cada una de las opciones que se colocaron en la tabla anterior.

Es recomendable no limitarse únicamente a nuestro estilo dominante. Como ya sabemos, nadie es 100 % D, I, S o C. Normalmente nuestra personalidad es una mezcla de los cuatro perfiles, solo que en diversos porcentajes. Al responder las preguntas de todos los estilos podremos obtener una visión de 360 grados respecto a la situación en que nos encontramos. En otras palabras, podríamos ver la misma situación desde cuatro ángulos o maneras de pensar muy diferentes, lo que conlleva a una reflexión más enriquecedora.

3. Ver los resultados de este primer análisis. Basándose en las respuestas seleccionadas, la herramienta asignará automáticamente un posible orden de preferencia a cada una de las opciones. Esto se hace en función de las características de cada estilo. Esta respuesta no es más que un primer vistazo, pero nos puede ayudar a reconsiderar o adicionar algunas opciones. Si hemos realizado los cuestionarios para más de un estilo, podremos ver los resultados respectivos al pulsar sobre el título correspondiente.

4. Escoger las opciones que deseamos continuar comparando. Se puede continuar evaluando hasta cuatro opciones. Estas pueden ser tomadas de la lista original o pueden ser nuevas opciones que se añadan producto de la reflexión que generen los resultados preliminares. El orden en el que se colocan las opciones en la lista no es relevante.

Uno de los objetivos de la primera parte del proceso fue el abrirnos los ojos y cuestionarnos la razón por la que tenemos cierta preferencia hacia una opción. El otro objetivo era el empezar a pensar en los factores de toma de decisión.

Luego de haber respondido las preguntas deberíamos ser capaces de identificar las cosas que realmente son importantes para nosotros, a estos los llamamos factores de toma de decisión. Lo que la herramienta hará posteriormente es medir cada opción que tenemos con relación a estos factores, para finalmente entregarnos un resultado ponderado revelando así nuestras preferencias.

Los siguientes pasos son:

5. Colocar los factores de toma de decisión que hemos definido. Se pueden colocar hasta veinte factores, no existe un número correcto o incorrecto. Cada uno es libre de decidir cuántos factores considerar.

6. Asignar un nivel de importancia a cada uno de los factores colocados. Por ejemplo, asumamos que hemos colocado diez factores. Al que consideremos más importante le asignaremos el número 10, al siguiente en importancia le asignaremos el número 9, y así sucesivamente hasta llegar al menos importante, al que le asignaremos el número 1. En esta herramienta en particular no se podrán asignar valores iguales a factores diferentes. Cada factor deberá tener su propio nivel de importancia.

Sin lugar a duda este es el paso más importante del proceso, y por ello es muy importante dedicar un tiempo prudente a definir los factores de toma de decisión y su nivel de importancia. No es recomendable modificar posteriormente los niveles de importancia, pues se alterará el resultado final. No debería ser necesario recordarlo, pero se deberá ser lo más honesto posible en el proceso a fin de obtener un resultado real y confiable.

7. Comparar cada una de los factores de toma de decisión respecto a cada opción que tenemos. Para cada opción se puede asignar un valor bajo (1), un valor medio (2) o un valor alto (3). En este caso, sí es posible asignar valores iguales a más de una opción.

La lógica a seguir es la siguiente: si la opción que se tiene está muy alineada o contribuye a fortalecer el factor de toma de decisión que se evalúa, entonces se le asigna un valor alto (3). Si la opción está de alguna forma alineada o contribuye moderadamente a fortalecer el factor de toma de decisión, se le debe asignar un valor medio (2). Finalmente, si la opción no está alineada o si va en contra de nuestro factor de toma de decisión, se le deberá asignar un valor bajo (1).

El raciocinio a seguir dependerá de cada uno. No existen respuestas correctas o incorrectas. Además, se debe remarcar que las respuestas pueden ser relativas. Por ejemplo, si existen dos opciones que están alineadas con nuestro factor de toma de decisión, se le podría o asignar a ambas un valor alto (3), o tal vez un valor alto (3) solo a la que esté más alineada y uno medio (2) a la otra. El lector es libre de escoger la lógica que prefiera.

8. Ver resultados finales. En la tabla de resultados se podrán ver los totales obtenidos para cada opción. Estos se obtienen luego de multiplicar el nivel de importancia asignado a cada factor por el valor asignado durante la comparación. La opción que obtenga el puntaje más alto podría ser considerada como aquella que se alinea más con nuestros factores de toma de decisión, y por ende la que más nos conviene. Al pulsar sobre cada opción, podremos ver los resultados correspondientes.

No es recomendable ver esta tabla durante el proceso de comparación de opciones, pues podría afectar e influenciar nuestro criterio de evaluación y alterar los resultados.